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Aquiles y la Duquesa

El otro día estaba viendo "Troya" por la tele, viendo como el arrogante Aquiles hacía lo que le daba la real gana,desafiando a todo bicho viviente, y todo porque de pequeño lo habían sumergido los Dioses sujeto por los tobillos en un líquido que lo hacía invencible. Y no pude evitar pensar en la Duquesa de Alba, a quien las declaraciones de la Renta le salían a devolver, a ella, la que fue mujer más rica de España, a quien le han abierto expediente justo el día después de fallecer. Y así, parece que el Olimpo de gobernantes españoles decide -por mano de Montoro- a quien sumergir en el mágico líquido de la inmunidad fiscal. La Infausta Elena, sin ir más lejos, fue dotada, por obra y desgracia de la Agencia Tributaria, de la invisibilidad inmobiliaria: le salían menos inmuebles de los que poseía (Equivóquese usted un solo céntimo en una declaración, y verá como le llaman a inspección)

         En un segundo nivel entre Deidades y el vulgo, se sitúan los emisarios divinos:Rato, dios de la abundancia, decidió beneficiar únicamente a la tribu de los Consejeros de Administración Bankianos, obsequiándolos con black cards y castigando a los demás con los demonios llamados “preferentes y subordinadas”. Bárcenas,el de los pies ligeros (y manos sueltas), dios de los desdoblamientos, capaz de duplicar hasta las contabilidades. Ere´s, dios del trabajo sin esfuerzo, cuyos favoritos eran los dirigentes del sur de España, y sus siervos, el temible ejercito de los cursos de formación fantasmas.

         En el tercer y último nivel, nos encontramos nosotros, los pobres mortales, desafiando a los servidores del Averno: la factura de la luz, del combustible y el IVA.

         Todo tendría mucha más gracia si no fuera por los enfermos desatendidos, los desahuciados, la futura universidad para ricos que pretende Wert, (¿dios de la Sabiduría?), y el deterioro constante de los servicios públicos y las instituciones.

         No se como no se les cae la cara de vergüenza tanto a los que ya vienen de meterla mano en el cajón como a los que van ya con trapos sucios por delante caminito del Parlamento.

         ¿Usted también se ve víctima del destino o es como yo, de los que creen que tiene que haber un lugar celestial donde los políticos gestionen con eficacia, igualdad y honradez lo público?

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