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Cara a Cara Sánchez vs Feijoó: las claves de saber debatir

No vamos a hablar de ideologías, sino de cuándo habló mejor cada uno

Hace muchos años, en mi primer juicio importante, uno de los mejores abogados de España me dio un consejo que no dudé en incumplir: esto es de lo que menos te conviene hablar. Pensé que si tanto me convenía ocultarlo, el letrado contrario no dudaría en sacarlo contra mí. Y eso hice: hablar yo primero de mis "trapos sucios"

Quien da primero da dos veces

Y en eso que estaba viendo yo el fantástico "cara a cara" de ayer cuando recordé aquel juicio, 22 años atrás. Veía como Sánchez perdía los papeles y me acordaba de cuando yo los perdía en juicio. Veía como le temblaban las manos y como lo escondía y recordé cuantas veces (y no hace tanto) oculté el mismo temblor, fruto de la pasión del momento. Me fijé en Feijóo y vi también como por momentos no sabía como "lidiar" con un contrincante con el cuerpo adelantado y una comunicación de "tapar huecos", intercalando comentarios en voz baja con muecas e interjecciones, todo buscando destrozar los nervios del rival. Dos estilos diferentes que resumen perfectamente las dos actitudes que podemos mostrar en la sala de un juzgado: pasional, entregado y absorbente (Sánchez) frente al calmado, templado, irónico y sarcástico (Feijóo). Hasta ahí todo brillantemente normal. Insisto en que no voy a entrar en ideologías, solo en estilos y claves dialécticas

El golpe de efecto: mi talón de Aquiles

Si de algo sabe Feijóo, es de controlar la situación y anticiparse a lo que va a decir su oponente. Sabía el momento exacto en el que tenía que dar su "golpe de efecto". Y ahí llegó la formidable sorpresa: firmar un pacto en directo por el cual se comprometía a abstenerse para que gobierne la lista más votada. ¿Por qué y para qué? Para cubrir su "Talón de Aquiles": un previsible pacto con VOX para gobernar. Feijóo, como buen abogado, ya tiene su eximente: Sánchez le obligó al negarse siquiera a leer la propuesta de Feijóo. Un duro golpe que dejó al todavía Presidente del Gobierno sin saber qué decir.

El contragolpe resiliente

Si algo admiro de Sánchez es su capacidad para levantarse cuando lo acaban de tumbar. Defenestrado por su propio partido, volvió triunfal ganando unas primarias. Y ayer no iba a ser menos: Feijóo le había hecho perder los nervios y perder su mejor baza (la de los pactos con Vox). Había llegado el momento de devolver el golpe con algo más improvisado y menos efectivo para los espectadores, pero directo a desestabilizar a tu adversario político: el "que te vote Txapote". Nunca vi a Alberto Núñez Feijóo tan sorprendido como cuando Pedro Sánchez le sorprendió con lo único que no se esperaba el gallego: la frase que más daño ha hecho al actual ocupante de la Moncloa. Fue claro y directo: ¿condena usted esa frase?

Para ganar un debate (o un juicio) las claves son: 

Pasión o templanza

La pasión en general despierta empatía hacia los espectadores. Transmite sinceridad y honradez. Pero, tiene mucho peligro, y es la postura contraria: la templanza junto con la ironía y el sarcasmo. Por ejemplo, cuando Feijóo le dijo a Sánchez "por favor, ¿me puede dejar hablar?, está usted muy nervioso". En ese momento, Sánchez tuvo que cambiar de estrategia y rebajar su lado más pasional para evitar estar en manos de su adversario. Normalmente, durante un juicio y dependiendo de nuestro estado de ánimo utilizamos un "estilo Sánchez" o un "estilo Feijóo", e incluso, como hicieron ellos, cambiamos de un registro a otro durante la vista, dependiendo de las circunstancias.

Anticiparse es siempre la clave

Es sencillo saber por dónde nos van a atacar si examinamos nuestros puntos más débiles. Y es magistral si ya traemos la respuesta a la peor pregunta posible. En ese sentido, Feijóo estuvo brillante, ya que tenía respuesta para todo, señal de que se había preparado de manera humilde y concienzuda todas sus debilidades políticas (Violencia de género, bloqueo del Consejo General del Poder Judicial o los consabidos pactos con Vox)

La genialidad de ir sin guion

¿Contaron ustedes cuantas veces Sánchez habló varios minutos seguidos sin mirar ni una sola vez sus notas? Yo sí, y les puedo asegurar que muchas menos que Feijóo. Hay que tener muchas "tablas" autoconfianza y oratoria como para hacer eso. Se lo digo por experiencia. Pensarán (y con razón) que en ese sentido es mucho mejor la organización de la mesa de Feijóo (iba pasando los papeles de izquierda a derecha a medida que los iba leyendo) pero tiene un grandísimo inconveniente: es muy difícil salirse del guion preestablecido. Y créanme que en la sala de un juzgado ocurren muchos imprevistos, tantos como para hacer saltar por los aires cualquier conclusión hecha de antemano el día anterior en el bufete. Y dudo mucho que Sánchez tuviera preparado lo de "que te vote Txapote". Me inclino más por pensar que fue una idea propia. Esa capacidad de improvisación solo la da un cerebro despejado de anotaciones y guiones previos. Una mente, inmersa en la discusión presente, es mucho más capaz de improvisar una salida brillante que un cerebro ocupado en no olvidarse ni una coma de lo que hay que decir.

Trabajo, trabajo y trabajo

No nos engañemos: entre Sánchez y Feijóo suman casi medio siglo de carrera política. Nadie nace hablando tan bien como ellos ahora en el cenit de sus carreras. Estoy seguro de que ambos han tenido que tener muchos reveses, muchos madrugones y muchos tropiezos antes de llegar a lo más alto. Ninguna habilidad como las descritas se consigue sin horas y horas y horas del mayor de los esfuerzos. Se supone que hay que tener cierta templanza "de serie" como tiene Feijóo, o bastante resiliencia como tiene Sánchez. Pero si no se prueba en el día a día durante años, es imposible llegar a lo más alto. Espero que hayan disfrutado tanto como yo ayer, porque en debates así es donde reside el auténtico corazón de la democracia. Y a usted, ¿quién le gusto más?

Pablo Carvajal de la Torre.

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