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El Juicio de "Fariña" a los narcos ¿realidad o ficción?

Es indudable el éxito que ha tenido la serie “Fariña” de  “Antena 3 Media” y “Bambú Producciones” debido al sensacional trabajo interpretativo de Morris Durán, Tristán Ulloa, Isabel Naveira, Xulio Abonxo, Xose A. Touriñán, y un larguísimo etc de renombrados actores de Galicia;  junto a la imagen de una mujer gallega sin esteoreotipos, fuerte y decidida, capaz de sacar adelante a una familia sola en una época de machismo. Eso, y una impecable puesta en escena son las que dan credibilidad a una serie de televisión. Pero una  de las partes más difíciles de adaptar a la ficción es recrear el ambiente de un juicio, ya que la realidad es mucho más tediosa y aburrida de lo que se cuenta. En tal sentido el trabajo de Tito Asorey (el abogado Ventura) es soberbio. Pero todo lo que dicen y hacen durante el juicio ¿es ficción o realidad?

  1. ¿los acusados se comportan así en sala o los actores exageran? CIERTO. Morris Durán y Carlos Blanco (Charlín y Oubiña respectivamente) interpretan a la perfección ese absurdo papel de inocente del que abusan muchos acusados, y que se compone de mentiras increíbles y gestos y actitudes totalmente exageradas. Sinceramente, creo que no hay nada más dificil para un actor que interpretar al peor actor: el acusado que no sabe actuar. Está al alcance de unos pocos como Morris Durán o Carlos Blanco hacernos creíble una dualidad interpretativa tan dificil como la ridícula farsa que montaron los dos grandes narcos durante el Juicio de la “Operación Nécora”

 

  1. ¿Los abogados decimos a los acusados que ropa y papel deben de adoptar en juicio? CIERTO.  Los abogados de la defensa siempre intentamos controlar la imagen e impresión que causen nuestros clientes en juicio, para así reforzar el mensaje de inocencia. En “Fariña”, Ventura les quiere mostrar como “pailanes” o catetos, que fue más o menos el papel ingenuo y caricaturesco que representaron Charlín, Oubiña y el propio Sito Miñanco durante la vista

 

  1. ¿Los abogados podemos llamar a declarar al “testigo sorpresa”? FALSO Ni los fiscales ni los abogados podemos llamar al testigo que queramos en el momento que creamos oportuno, ni tan siquiera que vuelva a declarar (como pasa con Portabales durante la recreación de ficción del Juicio). Las reglas de los juicios penales son muy estrictas para evitar vulneración de los derechos fundamentales, y hay que anunciar previamente quien declara, determinando el Juez en que orden lo hace. El testigo o el acusado va respondiendo por turnos a todos los abogados jueces y fiscales y una vez termina no se le puede volver a llamar para evitar que pueda hablar con el resto y modificar su testimonio.

 

 

  1. ¿Pudo el abogado Ventura impugnar en la realidad las escuchas telefónicas realizadas a los narcos así como las conversaciones con los narcos Marroquís? CIERTO. La escucha telefónica tiene que ser autorizada previamente por un juez, el cual, en base a las sospechas policiales, debe determinar la duración y las personas a las que quieren escuchar. Si las mismas se realizan sin auto judicial o introduciendo a terceros que no figuren en el auto, serían pruebas ilegales y rechazadas por el Tribunal.

 

  1. ¿Puede el abogado Ventura invalidar el testimonio de Portabales contra los Charlines y Oubiña? CIERTO. La serie recrea con gran realismo (como siempre) una verdad como un templo: los testigos solo pueden testificar por lo que han visto y oído en primera persona, y no por lo que les han contado. Si Portabales trabajaba únicamente para Sito Miñanco, solo podía acusarle a él de narcotráfico (en vez de al resto)

 

 

  1. ¿Baltasar Garzón actuaba sólo y a raiz de la carta envíada por Portabales? FALSO. Quedaba mucho más bonita la licencia literaria, pero la realidad fue que Portabales envío dicha carta a donde tenía que ir, a la Audiencia Provincial de Pontevedra, la cual la remite al organo competente, la Audiencia Nacional, quien ordena al Juez Instructor del Juzgado de lo Central 5, Baltasar Garzón, que investigue la escalada de violencia y narcotráfico de la Ría de Arousa. Le acompañan un montón de policías y funcionarios judiciales para investigar una de las mayores tramas de narcotráfico del mundo. El Servicio de Vigilancia Aduanera fue reforzado con helicópteros y las modernísimas planeadoras modelo “HJ” capaces de ir más rápido que las de los narcos, para frenar la entrada masiva de droga en las Rías Gallegas.

 

  1. ¿Se recrea correctamente la figura de Garzón en la investigación judicial? CIERTO. Con licencias literarias al más puro estilo “western” de “Solo ante el peligro”y ciertas dosis de buenismo, “Fariña” recrea muy bien la personalidad excesivamente decidida de Garzón al admitir pruebas sin las debidas garantías procesales, que a la postre acabarían con su carrera Judicial durante la trama “Gurtel”. Baltasar Garzón trabajando y en persona es un juez que intimida por su corpulencia y mirada penetrante (por lo menos a mi cuando lo traté en 2009) y en ese sentido el personaje de ficción le ha dado un toque humano y comprensivo mucho más atractivo para la historia de ficción.

 

  1. ¿Qué es lo que no se ve en “Fariña” que si ocurrió en realidad? El verdadero “duelo al sol” que protagonizaron Baltasar Garzón y Sito Miñanco. El primero tenía detrás el apoyo de todo el Estado Español, gobernado en aquel momento por el PSOE, así como de Vigilancia Aduanera , Policía Nacional y las más altas instancias judiciales. Sito Miñanco gozaba de muchísima influencia a nivel local, especialmente dentro de la policía, guardia civil, ayuntamiento y Partido Popular y hasta era propietario del equipo de futbol “Juventud Cambados” que llegó a ascender a Segunda División. La entrada en política de Baltasar Garzón en la lista electoral del PSOE no hizo sino empeorar las cosas. Miñanco demandó a Garzón por las escuchas teléfonicas ordenadas por el Juez -que provocaron su detención-  ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos lo cual supuso un grave varapalo en su carrera al perder frente al narco. El propio Garzón se refirió a Miñanco en una conferencia en Derecho en A Coruña en 1991 acusando a los grandes traficantes de ser los que más donativos daban en sus pueblos a las iglesias y fundaciones antidroga a la vez que la vendían a toneladas, para así aparentar ser ciudadanos modélicos.

Pablo Carvajal de la Torre.

 

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