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            Definimos el acoso como aquella actitud hostil, consistente en dispensar un trato descalificador, vejatorio y/o humillante que busca desestabilizar psicológicamente a otro. Es una actitud persistente, y constante en el tiempo y basada en la superioridad, bien numérica, bien jerárquica o bien económica. Decimos que es el enemigo invisible porque se agrede bien desde el anonimato de las redes sociales, del grupo de personas o de determinadas circunstancias (superioridad jerárquica, entornos laborales solitarios, oficinas y/o domicilios) que favorecen que el agredido esté solo o sin testigos que acudan en su ayuda.

            Dentro del mismo hay varios tipos muy diferenciados, pero hoy veremos el más habitual en estas fechas de final de curso:

            El acoso escolar o “bullying” donde la superioridad viene dada por el grupo frente al individuo: generalmente el lider de un grupo de amigos se ensaña con otro chico o chica del colegio, provocándolo, riéndose, gastándole bromas pesadas e incluso agrediéndole. El principal problema que estamos detectando en los últimos casos que hemos llevado en este despacho ha sido comprobar que ahora ya no se agrede a la víctima, sino que se le provoca e insulta en todo momento para forzarla a agredir a su verdugo y así ser sancionado e incluso expulsado del centro, lo que aumenta su aislamiento y denigración.

            La principal solución desde el punto de vista de los padres es prevenir observando cambios de humor y comportamiento en los hijos, hablar mucho con ellos y mantener un contacto estrecho con los tutores del centro escolar. A la mínima sospecha de situación de “mobing” habrá que ponerse en contacto con el centro, hablar con el tutor y el director y solicitarles que activen (si procede y si no lo han hecho ya) el protocolo de acoso escolar. A partir de ese momento es muy recomendable realizar las peticiones, aportación de información y demás solicitudes por escrito, utilizando un lenguaje claro, conciso y extremadamente educado. En esa fase el contacto con el centro escolar ha de ser aún más fluído y constante, evitando las malas formas a toda costa.

            Los últimos casos que hemos visto han consistido en hijos acosados que reaccionaban violentamente, siendo expedientados, motivando en los padres reacciones con malas palabras que empeoraban notoriamente la situación. En tales circunstancias lo apropiado es apoyarse en un abogado experto en el tema que pueda reorientarlos y redactarle los escritos al centro e incluso llegado el caso denunciar el tema a la Inspección de Educación o bien a la Fiscalía de Menores.

            La mejor manera de prevenir el acoso escolar es trabajar con la autoestima de los hijos enseñándoles técnicas de resolución de problemas mediante la asertividad, por ejemplo. Acciones como invitarles a hablar y escucharles sin juzgar, tratando sus problemas como si fueran adultos y dando respuesta a todas sus preguntas, es esencial para que llegado el momento sean capaces de confesarnos si son víctimas de acoso escolar. Inscribirles en actividades deportivas y/o culturales aparte de favorecer su desarrollo físico y mental, mejora muchísimo la imagen de si mismos, reduce los complejos y favorece la integración. Por último, hablarles de nuestra propia experiencia recomendarles prudencia y no dar ni permitir confianzas de buenas a primeras puede ayudarles no solo en el momento presente sino también para su vida futura.

Puede consultarlos gratuitamente en el mail pablo@carvajaldelatorreabogados.com