Debo ser uno de los 5 millones de españoles y españolas indeciso con el voto. ¿y saben porqué? Porque estoy hasta las narices de las mentiras del PP y del PSOE, de que sus corruptos no sean condenados de manera firme y por su propio partido, sin ambages ni “escaqueos”, y que por fin se atrevan a limpiar sus cloacas y vuelvan a ser una sombra de los grandes partidos que fueron. Estoy hasta las narices de que PP y PSOE quieran hablar con todo el mundo menos entre ellos como hacen por ejemplo en Alemania. Estoy hasta las narices de las bravuconadas de Aznar y de los diálogos con los independentistas de Sánchez, porque al final tanto PP como PSOE, tanto González como Aznar, ZP, Rajoy o Sánchez han dado dinero a Pujol, Mas, Torra y Puigdemont para que dejaran de dar la matraca con una independencia que todos sabemos que es imposible de conseguir. Y me duele más porque soy uno de esos 45 millones de españoles y españolas a los que recortan las prestaciones y les suben los impuestos todo para pagar lacitos amarillos y embajadas en forma de chalet suntuoso en Waterloo. Soy uno de esos 45 millones de españoles y españolas que luchan por subsistir pagando la luz y el combustible a precio de oro, todo para que los ex presidentes de gobierno puedan cobrar otro sueldo más de Consejero de Administración de la eléctrica de turno.
Soy uno de esos tres millones y medio de autónomos de los que la izquierda nunca se acuerda (y rara vez la derecha), ya que nunca tenemos tiempo para protestar, e ir a la huelga significa perder alos clientes para siempre. Nuestro voto vale mucho menos que el del funcionario o el jubilado simplemente por eso, porque por no poder no podemos ni enfermar o huelguear.
Soy uno de esos tantos millones de españoles harto de que la izquierda me diga hasta en las redes sociales como tengo que pensar. Y de que cada vez que diga una barbaridad para desahogarme la derecha me quiera procesar. Harto de que me llamen facha por declararme español o por querer haber ido a la Plaza de Colón a manifestarme. Harto de que me llamen machista por renegar del feminismo y declararme abiertamente a favor de la IGUALDAD. A mi, que he cambiado casi tantos pañales como mi esposa. Harto de escuchar que Otegi es un hombre de paz. Harto de que Abascal diga que hay que legalizar las armas. Harto de que Casado defienda la España casposa al lema de que el aborto es pecado y de que Sánchez quiera gastar el importe de 100 becas de estudios en desenterrar a un dictador. Harto de que les preocupen más los toros, la caza, Franco y los Referendum que el paro, el precio de la luz, las desigualdades sociales y las jubilaciones futuras. Harto de que me criminalicen por ser hombre las mismas que rechazan la custodia compartida y echan al marido de su propia casa y le privan de ver a sus hijos.
Harto de que un caradura que dice ser comunista, me diga desde un chalet de lujo que vuelve de su baja de paternidad convertido en héroe de la igualdad, mientras yo como todos los demás, pierdo horas de trabajo o de sueño o de ambas para poder disfrutar de mi hijita.
Aburrido de quedarme sin vacaciones mientras cualquier trabajador las tiene pagadas. Hasta los mismísimos de no tener paro mientras mi vecino se parte de risa y se va al Caribe con el subsidio, e incluso monta una empresa en B mientras cobra dos años de paro. Indignado de esa izquierda subvencionable que gana en B lo que yo pago en A. De cobrar una miseria por el turno de oficio mientras las abogadas de las asociaciones de mujeres separadas y divorciadas reciben subvenciones de millones de euros, prefiriendo no saber a cambio de que.
Indignado con esa derechota, elitista y cínica, que solo rescata a sus multimillonarios amigos o que solo se preocupa de intereses canónicos, con esa izquierda decimonómica e hipócrita, que defiende las lenguas autonómicas pero que envía a sus hijos a estudiar en inglés al extranjero para así volver con el puesto de directivo bajo el hombro. Harto de los borregos de uno y otro lado, que nunca acaban de dar la puntilla a sus partidos para obligarles a cambiar. Harto de las tiranías nacionalistas y de los egoístas que les votan, quejándose de esto u lo otro mientras que en Extremadura tienen trenes de hace cuarenta años. Harto de apretarnos el cinturón en Galicia para que en el País Vasco paguen menos impuestos. Harto de tanto racista y xenófobo, que menosprecian el ADN de sus propios conciudadanos.
¿y saben porqué? Porque ni soy de derechas, ni machista ni facha. Solo soy un autónomo, de idelogía de centro, Coruñés, Gallego, Español y Europeo, y sobre todo Ciudadano del Mundo. Porque aún despues de todo este sermón de furia, sigo creyendo en la bondad y capacidad de mis conciudadanos, sigo creyendo en España como una nación donde aún es posible vivir mejor que en muchos otros sitios, con gente amable y abierta, que el día que nos libren de ciertos políticos y banqueros será un auténtico paraíso. Y si me han leído atentamente ya les he dicho a quien voy a votar. Porque ni mi país merece estar en manos ni de corruptos, ni de catanazis, ni de extremistas o terroristas.
Pablo Carvajal de la Torre.