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"Monstruos SA"

“El que olvida su propia historia, está condenado a repetirla”

                Y esa es una sensación que no dejo de tener desde los “Atentados de las Torres Gemelas” de 2001: que vamos retrocediendo a marchas forzadas hacia atrás. Verán, si hacemos memoria, en 1929 hubo el famoso crack de “Wall Street”, reproducido en 2007. Un poco antes, terminaba la “Primera Guerra Mundial” con el desafortunado “Pacto de Versalles” por el cual Alemania era obligada a reponer cada puente y cada carretera destruida durante la “Gran Guerra”. Eso a su vez, motivó la crisis germana y el auge de un demente, para más señas hijo de un traumatizado aduanero de la frontera austro-germana. Aquel señor de bigote era un genio de la oratoria: llegaba tarde a los discursos, guardaba tres minutos de silencio, y cuando el público no cesaba de corear “Adolf, Adolf” entonces disparaba su sarta de medias verdades, manipulaba y decía a la gente –sobre todo- lo que querían oir. Hacía culpable a todo un pueblo de los males de Alemania y manejaba la demagogia como nadie. Enfrente, surgió todo un Stalin, el cual antes ya se había fagocitado a todos sus rivales del “Partido Comunista”: Lenin, Trosky, etc. Era cuestión de tiempo el estallido de la “Segunda Guerra Mundial”

                Y hoy, nueve años después del inicio de la Crisis Mundial de 2007, surge (al igual que entonces) un gran lider de ultraderecha, con nombre de pato de Disney, junto con numerosos líderes de ultraizquierda. A la estela de Donald Trump, como no, Le Penn y algún austriaco pasado de vueltas de la raza aria. A su izquierda, Nicolás Maduro, el señor Iglesias, Tsipras, y Beppe Grillo. Todos ellos son considerados por sus admiradores como “gente auténtica que dice las verdades como puños, con mano dura”. Hasta caen simpáticos y todo, ya que dan una imagen desenfadada, despreocupada, hablando sin tapujos, convirtiendo algo tan serio como la política en un circo mediático, en un "show" desaprensivo del interés general.

                Y ¿saben lo que me preocupa? Que Stalin y Hitler fueron el abominable fruto de los errores políticos de Europa, consecuencias casi inevitables de una situación crítica. Mientras que ahora, detrás de los populistas Trump o Iglesias hay hasta cadenas de televisión y detrás de Maduro o el extinto Sadam Hussein, intereses petrolíferos. Es decir, hay una fabrica de “Monstruos SA” capaces de poner y quitar demagogos y populistas, allá dónde la crisis afecte más. Y me preocupa, precisamente porque hoy tenemos una biblioteca en cada barrio y un acceso a internet en cada teléfono. Hay más titulados universitarios que nunca, y el racismo y el machismo son considerados lacras sociales. Pero, sin embargo, siento que la democracia peligra, y que debemos de estar más atentos que nunca para preservarla como nuestro mejor tesoro, y dejar de escuchar los “cantos de sirena” de aquellos que nos dicen (igual que Hitler a sus compatriotas) lo que queremos oir. No bajar la guardia, y pensar que la democracia y los extremismos son agua y aceite. Cualquier ideología política es válida, menos aquella que niega a las otras de manera sistemática. Que los partidos y sus programas nunca son malos, sino las personas que los aplican torticeramente.

Quiero dedicar este post a mis queridos profesores Manuel y Paz Romero Mengotti, y en especial a Pacita, por el día de su cumpleaños y por haber sido la primera que nos quitó de la “chapatoria” y nos enseñó a pensar.

Pablo Carvajal de la Torre