Hay que recordar que la Transición Democrática Española fue ejemplar, sin conflictos ni derramamientos de sangre, y todo gracias a la citada Ley de Amnistía Política de 1977 y la de Partidos del mismo año, y sobre todo al inmenso esfuerzo de paz y concordia de los partidos, sus lideres y el propio pueblo español.
Sin embargo, tras 45 años de paz y libertades, aprobar una nueva amnistía es negar todo y asumir que no somos una democracia plena, que no hay libertad ideológica ni de expresión, ni un parlamento democrático formado por unas elecciones libres.
Es también arrodillarse como nación formada por 47 millones de personas ante la voluntad política de 800.000 y por los delitos (no ideológicos) cometidos por un par de centenares.
Significaría también admitir que España no es un verdadero estado de derecho con garantías, porque es tanto como admitir que se ha condenado a unas cuantas personas "porque sí" y no por vulnerar una ley penal aprobada por el propio parlamento democrático español.
Daría pie por último a que los ex integrantes de la innombrable banda terrorista (de cuyo nombre prefiero no acordarme) se acogieran a dicha amnistía y salieran exculpados de los asesinatos, torturas y lesiones gravísimas a inocentes.
El gobierno de España no puede depender de la voluntad política del 2% de su población, y mucho menos cuando lo que pretenden es la IMPUNIDAD frente a la comisión de delitos muy graves, que lo único que buscaban es la anarquía y la sedición.
La democracia española ha demostrado ser ejemplar, con unas autonomías con autogobierno y parlamentos propios solo comparable a los EEUU, con la legalización de BILDU o la permisividad ante la defensa de ideas que chocan contra la Constitución, que recordemos fue suscrita por la casi totalidad del Pueblo Español