Vaya por delante que yo también me considero un poco niño. Y es que es normal que los más pequeños se sientan fascinados por las películas de piratas: no se lavan, siempre dicen la verdad, pegan a quien quieren y siempre visten como quieren y hacen lo que les da la real gana. Viven en un mundo libre y sin normas, sin pasado ni futuro. Pero ¿en realidad sabemos quienes eran realmente y de dónde vienen? Porque, si nos paramos a pensar, poco tienen de admirable unas personas que surgieron principalmente en el caribe a finales del siglo XVII, fruto del desapego con los imperios británico, holandés, español y francés (sobre todo del Inglés con respecto a los primeros colonos americanos, los cuales dejaron de pagar impuestos a la corona, pasando a ser llamados contrabandistas. Los más osados, montaron sus propias naves y escuadras y acechaban al resto de barcos mercantes, asesinando, violando y saqueando a todo aquel navío inferior en tamaño y tripulación o población indefensa. El problema fue tan grande que el Imperio Británico decidió ponerlos de su lado, perdonando sus crímenes y extendiéndoles permisos para saquear los objetivos militares ingleses (patentes de corso), pasando a crearse la todavía más "romántica" figura del Corsario. En su versión más cinematográfica, los piratas son románticos de vuelta de todo, los "malotes arrepentidos", los herederos de los "desarrapados" de la revolución francesa, en una época revolucionaria que marcó la decadencia del imperialismo y el nacimiento del capitalismo y la revolución industrial
Y digo todo esto,con la mirada esperanzada de un niño en noche de reyes, desde el hartazgo de nuestra clase política, donde parece que todo el mundo se vende al neocapitalismo cercenante de derechos sociales, y desde la admiración hacia la labia inconmensurable de nuestro Pablo Iglesias, quien viste y dice y hace lo que le dá la gana. Digo esto con ironía para mentes que sepan leer entre líneas el mensaje de este artículo; ya que solo el tiempo dirá si Iglesias y "Podemos" es tan bueno como finalmente es el "Jack Sparrow" de "Piratas del Caribe" o si es otro sútil disfraz más del sistema capitalista, sistema tan fielmente reflejado en la película de Disney como "La Compañía de las Indias". Las comparaciones caribeñas son odiosas, pero a buen entendedor, sobran las palabras.
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